Trabajar cansa
Le diré a todos que conseguí un trabajo
y que he alcanzado el umbral de la vida
independiente, al fin.
No importa que el dinero lo envíe mi padre,
junte las monedas que quedan en el baño
o el whisky del poeta no sea más que grapa.
He conseguido un lugar en el universo:
escritorio, computador, silla y pieza
la política y el contexto que me determinan.
Ahora, sólo resta esperar mi destino:
el éxito, la cárcel o el silencio.
Pasta gratuita
La pasta iguala en vapor al ambiente
pueden cortarse con un cuchillo.
Alcaparras, aceite de oliva, anchoas
que tenía escondidas como
su sexo la chica a la que espero.
No importa comer arroz blanco o
papas cocidas el resto de la semana,
hoy robaré sus besos con la ganzúa
del vino y el verso, aunque para
comer falte una mesa o una escoba
que ahuyente el polvo, la prosa.
Riccorsi
Despierto borracho nuevamente y no sé
si debiera volver a la lectura de Vico o
llamar a mi madre por un poco de dinero.
Se repiten las cosas como una mala empanada.
Salvo la frustración y el llanto, vuelve todo
igualito, marea de cuchillos a mis venas.
Dormiré doce horas igual que ayer, el fideo
frío con salsa me esperará al lado de la cama
como la botella de vino y el calzón de mi amiga.
No soy más que la basura que me rodea:
tenso mi vida como el arquero
que busca la diana, pero falla.
Imagen: Martin Parr